Primer disco de la banda.
Tocado, arreglado, compuesto y producido de forma independiente por Ámbar.
Año de Edición: 2010
Estudio de Grabación: Project 9. La Plata.
Lista de Temas:
1. Liberación
2. Esos Salvajes
3. Caos
4. Rock and Roll
5. Tormenta de Fuego
6. Amanecer
7. El Mundo está por Comenzar
8. Ojos que Iluminan
9. Es tu voz (la que pide perdón)
10. Misteriosa Atracción
Conseguilo en recitales o a nuestro mail de contacto, ambar.difusion@gmail.com
Dijo DE GARAGE sobre el disco...
Matías Monzón lideró hasta el 2007 una soberbia banda de rock blues psicodélico. Su nombre era La Máquina Misteriosa, un trío que llegó a grabar un EP ("Desarmando colores primarios") y a grabar un disco en vivo en el Dardo Rocha (como acreedor de un concurso municipal). Vida fugaz para un proyecto que quedó en el anonimato. Pero Monzón siguió con la idea fija. Ya en el 2008 reapareció con este nuevo proyecto bajo el nombre de Ámbar. Con el espíritu intacto de LMM, los permanentes fantasmas de Led Zeppelin, Pescado Rabioso o La Pesada, esta nueva etapa se reconfiguraba: el propio Monzón a solas en el micrófono y una guitarra extra para poner más rabiosos el panorama. Y para los amantes de las seis cuerdas, esto resultó bueno: las dos violas arrebatan la escena, dialogan, y mantienen en pie los climas del cuarteto. Con composiciones destacadas como "Esos salvajes" y "Tormenta de fuego" (que ya habían sido mostradas en el EP adelanto, del año pasado), Ámbar expone su potencial, basado en riffs pesados, bases corpulentas y bajadas psicodélicas. Y dentro de tanto blues-rock -donde también aparece algo más acústico y folkie como para limpiar el paladar y seguir bebiendo-, el tick progresivo de Monzón y su gusto por las zapadas –con canciones que arañan, como es el caso de "Amanecer", los 10 minutos–, hacen de Ilumina el tiempo un interesante debut.
Y sobre la presentación del disco en el Pasillo de las Artes en Julio de este año...
Caminando por calle seis El Pasillo de las artes no genera expectativas en cuanto a las posibilidades físicas del lugar. Desde la vereda una entrada angosta y un pasillo eterno donde se apoyan sillas muertas a los costados conducen a una puerta que en un segundo transforma el panorama drásticamente: custodiado por la escultura de un perro guardián de acero, se abre un espacio donde abundan pinturas colgadas en las paredes -por ejemplo una vaca que mira a los ojos del espectador y una frase en francés "es inútil, la tristeza será eterna"-, fotografías diversas, y al llegar al fondo un proyector desplegando su luz en una pantalla donde se reprodujeron cortos, sobre el escenario que ahora ocupa Panaderos Ensoñados, una banda que justamente se conforma de vendedores de panes calientes, o panguches como tantos disfrutan llamarlos. Baterista, bajista -incluso un bajista amigo que sube a tocar un tema-, primera guitarra, y cantante, todos ejercen esta honrosa profesión. El cantante, Dani, que ha rotado entre las facultades de Arquitectura, Bellas Artes, y recientemente Periodismo, con su canasta inundada de sueños tibios a los que los estudiantes rinden tributo entre cursadas, ahora canta canciones de Manal, de Pescado Rabioso, banda que justamente le da el nombre a los panaderos con una canción desconocida de unos 40 segundos, y parece una casualidad preocupante, que ese nombre sea a la vez representativo de la música que hacen así como de su oficio alternativo. Dani entre canción y canción habla un poco sobre nosotros los jóvenes, sobre la cultura popular, el arte, los amigos, se permite el espacio para expresarse y es oído con atención por todos nosotros que aplaudimos incondicionalmente su figura de panadero ensoñado y además estamos de acuerdo con lo que dice. Si bien tiene una guitarra colgando del hombro, no la usa demasiado, más bien la sostiene como un escudo mientras canta y en los intermedios instrumentales y solos de guitarra mira a los jóvenes que lo acompañan y se mueve y asiente regularmente como en un gesto de aprobación de parte de un experimentado. Después de casi una hora de recital, Panaderos Ensoñados se despide con Algo flota en la laguna. Ámbar toma unos 15 o 20 minutos en empezar, entre afinaciones de instrumentos, armar la batería y etcéteras, mientras su guitarrista acondiciona sus dos hermosas guitarras y toca un poco como para calentar sus dedos en esta noche helada y de paso nos adelanta algo de sus diestras capacidades en el manejo de su instrumento. La banda empieza con una canción instrumental con un riff que suena como a Moby Dick de Zeppelin un poco más empastado, y antes que en la segunda canción el primer guitarrista empiece a cantar, ya todos suponemos que va a tener timbre agudo. Ámbar hoy presenta su disco, una batería de canciones rockeras, solos extendidos, un rock digamos tradicional, con guitarras setentonas y arreglos de guitarra cuidados y el bajista que toca apoyado de espaldas contra la pared lateral negra del escenario, mientras en primera fila hay un grupo de mujeres que bailan las canciones con un cigarrillo en una mano y un vaso de cerveza en la otra, y varias personas agachan su cabeza ante sus celulares y sus caras se iluminan con las pantallas. Hay una familiaridad con el público, es una banda que han venido a ver amigos, por lo que se toman el derecho de burlar a los músicos y gritarles cosas como juntemos una luca para comprarle a tal una peluca. El recital prosigue y de él emanan más canciones hasta llegar sobre el final a un lapso acústico: el cantante y guitarrista pide una silla, toma su guitarra acústica y canta unas baladas con algunas sugerencias spinetosas pero no, y después sube toda la banda y como bis ante el fervor generalizado hacen Algo flota en la laguna, canción que ya habían tocado los panaderos y ahora podemos escuchar re-reversionada mientras laten los estertores del...
Que tal? el disco tiene harto feelin'. Podrían subir las letras de sus canciones?. Suerte y buenas vibras
ResponderEliminarHola!! que bueno que lo hayas podido escuchar. Si querés dejame un mail que te hago llegar letras. Un saludo!!!
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